“Cada vez que veo la luna, pienso
que mis padres también la están
mirando y eso me mantiene junto
a ellos.”
“Cuando la luna aparece detrás de
las montañas pienso que mi hijo
seguramente la estará observando.
Tal vez sea lo único que ambos
podemos ver sin vernos y nos
sirva de espejo para mantener
nuestras imágenes estrechamente
unidas.”
“…Entonces se produce lo inevitable: alguien trae la noticia de que no hay información del hallazgo del avión. Las ilusiones se derrumban en todos y los sollozos cubren los comentarios. Debo preparar mi viaje de inmediato y como sólo llevo lo puesto, Mercedes abre el ropero de Carlos Miguel y me dice:
Papá, si Carlitos te saca a ti la ropa para viajar, ¿por qué no haces tú lo mismo y te pones la suya?
Ella tiene razón y me pruebo lo que me queda mejor. Voy hasta el cuarto, abrazo a Madelón, a Buba, a las chicas, que en la misma cama están llorando confundidas en una sola forma, y les prometo que volveré con Carlitos a toda costa.
- Estamos seguras papá –me dice Agó – siempre que nos prometiste algo lo cumpliste.
Con cuidado paso por encima de los amigos de mi hijo que, vencidos por el sueño en la larga espera, duermen amontonados sobre la alfombra o en el pasillo.
Aún me faltan algunas horas para partir pero la ansiedad me empuja a irme al aeropuerto. Para ganar tiempo, para hacerme a la idea de que ya estoy en marcha, para no demorarme en el encuentro con mi hijo….”
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